Mientras acumulaba éxitos con la publicación de sus libros y la exhibición de películas basadas en su creación literaria, su fama creció y con ella los mitos acerca de su identidad.
Diego Colón, hijo del Almirante de la Mar Océana, requería trabajadores para sus dominios como gobernador de las Antillas, y el comercio de esclavos no era lo suficientemente desarrollado para traerlos de las ignotas tierras de África. Así que Diego determinó mandar a Juan de Valdivia a Panamá para que le consiguiera los brazos necesarios para incrementar su riqueza. Pero en esos rumbos selváticos y agrestes todos querían ser jefes y más pronto que tarde Juan de Valdivia y Vasco Núñez de Balboa, tuvieron disputas por el mando. Valdivia mandó a Diego de Nicuesa con rumbo a la isla del Almirante Colón sin saber que un temporal perdería a la nao Santa Lucía, donde iban también, Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, que junto a nueve personas más, llegarían —primeros náufragos de América— a cabo Catoche, al norte de la península de Yucatán. Esta es su historia.
El juego de pelota fue practicado, en diferentes versiones, por distintos pueblos mesoamericanos. Conocido por los mexicas como tlachtli, este acto ceremonioso también cumplía con funciones rituales, diplomáticas, deportivas y políticas. En 2010, en la calle Guatemala de la Ciudad de México, a unos cuantos metros de la zona arqueológica del Templo Mayor, se halló un fragmento de la cancha más importante del juego de pelota en Tenochtitlan.
Con el tiempo, la pulquería supo echar mano de todos los elementos históricos, sociales, religiosos y patrióticos que permeaban a la sociedad novohispana popular de aquellos tiempos.
Actualmente pocas personas dudan de la veracidad del relato de los Wright, aunque no deja de ser un hecho controversial aun entre expertos en la materia.
Guerrero pudo haber sido el vicepresidente, pero antes del cambio de gobierno una avalancha de acontecimientos desarreglaron las cosas aún más de lo que estaban.