Alemanes, italianos, argentinos, japoneses, belgas, cubanos, o más recientemente balcánicos, haitianos, hondureños y venezolanos, son apenas un puñado de ciudadanos de otras latitudes que por diversas razones han migrado a nuestro país desde el siglo antepasado para residir temporal o definitivamente en él. Sin abundar en las razones de su llegada a México, quizá por todos conocido es que estas comunidades han contribuido al enriquecimiento de la cultura mexicana con el aporte de infinidad de prácticas que hasta hoy perviven.
Al comenzar la Decena Trágica en febrero de 1913, el embajador japonés Kumaichi Horiguchi acudió a Sara Pérez, esposa del presidente Madero, quien le comentó que su esposo salió escoltado por cadetes. El japonés manifestó su preocupación y ofreció a los Madero su residencia, la embajada de Japón, como refugio. Consumado el golpe de Estado, Horiguchi pidió ver a Madero y Huerta se lo concedió. Le indicó que su familia estaba a salvo. Tres días después se enteró del asesinato del presidente. Él y otros embajadores presionaron para que el cadáver fuera entregado a su viuda.
A pesar de que los esponsales eran considerados como perpetuos e indisolubles desde la Edad Media, una gran cantidad de hombres engañaba a la mujer incumpliendo la promesa o realizándola un sinfín de veces para obtener los favores de las familias de las cortejadas.
Como se sabe, la Torre Latinoamericana se inauguró el 30 de abril de 1956 para celebrar los cincuenta años de la Compañía de Seguros La Latino Americana, y fue uno de los primeros edificios en el mundo diseñado para soportar infaustos sismos. El ingeniero Zeevaert trabajó en conjunto con el experto en estructuras Nathan M. Newmark, para crear un sistema antisísmico que le permitiera a la Torre “flotar” (como si se tratara de una nave en el Lago de Texcoco) en caso de un terremoto. Aquello se lograría mediante la cimentación de cajón de concreto y 361 pilotes anclados a 33 metros bajo tierra.
El cartón político ha sido utilizado, desde el poder, innumerables veces. El autoritarismo presidencialista ha buscado (y encontrado) ilustradores acordes a él que defiendan su postura y ataquen a los opositores.
Los eclipses solares totales son sucesos naturales que impresionan grandemente a la gente, ya que durante algunos minutos el día se convierte en oscura noche, es posible ver estrellas y planetas, la temperatura disminuye sensiblemente y los animales cambian su comportamiento; así que es entendible que durante milenios se haya temido a estos fenómenos astronómicos.
Los astrónomos han intentado dejar un registro visual de los eclipses que les toca presenciar. En un principio, este dependía de la maestría del dibujante, pero con la aparición de la fotografía y su posterior desarrollo se han tenido imágenes cada vez más fieles de este espectacular fenómeno.
Un fenómeno astronómico que impactó a la sociedad de principios del siglo XX
El 28 de junio de 1908 ocurrió un eclipse anular de Sol que pudo verse en varios lugares de México. El suceso, trascendental por el solo hecho de haber acaecido, nos permite saber también cómo es que la gente de ese entonces apreció el fenómeno astronómico: ¿hubo interés por observarlo?, ¿hubo científicos que lo registraron?, ¿los periódicos se ocuparon de describirlo? Las respuestas a estas preguntas muestran que en el México de aquel entonces había un gran interés de la población por los fenómenos astronómicos y una divulgación de la ciencia digna de ser reconocida.
San José del Cabo, Baja California Sur, 11 de julio
¿Se acuerdan cómo fue el Eclipse Total de Sol que hubo en México el 11 de julio de 1991? Les dejamos un video con imágenes increíbles de San José del Cabo en Baja California Sur.
El 21 de agosto de este año un eclipse total de Sol cruzará Estados Unidos de costa a costa. Un evento así no se había presentado desde 1918, pues regularmente estos fenómenos solo se pueden ver en zonas limitadas, lugares remotos y por pocas personas. Sin embargo, este producirá una sombra de aproximadamente 110 kilómetros de ancho, desde Oregón, en el noroeste del país, hasta Carolina del Sur, en el extremo este, por lo que atravesará más de diez estados en las casi dos horas que durará.