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  • La vida breve de Antonieta Rivas Mercado

    La vida breve de Antonieta Rivas Mercado

    (Primera parte)

    Ricardo Lugo Viñas

    La muerte de su padre –el aclamado y boyante ingeniero y arquitecto Antonio Rivas Mercado famoso por diseñar la Columna de la Independencia del Paseo de la Reforma y a quien apodaba el Oso, debido a su corpulencia–, en 1927, colocó a Antonieta en una compleja y a la vez privilegiada situación: se convirtió en su albacea y principal beneficiada de buena parte de su fortuna. Aquello le permitió convertirse en la mayor productora y auspiciadora de incontables iniciativas y empresas culturales, muchas de ellas destinadas al fracaso, que contribuirían a la historia de la cultura y el arte en México.

  • Hospitalidad para el enemigo

    Hospitalidad para el enemigo

    Luis Alberto Vargas

    En un hecho poco conocido, en 1615 el corsario Joris van Spilbergen, de la Compañía Neerlandesa para las Indias Occidentales, llegó a Acapulco con su tripulación enferma y hambrienta, y fue auxiliado por autoridades novohispanas. El corsario Joris van Spilbergen navegó por todo el océano Pacífico, desde Asia hasta América. En los Países Bajos recibió un trato de héroe por su contribución para aminorar el poderío comercial español.

  • La Catrina, de Tepito para el mundo

    La Catrina, de Tepito para el mundo

    Símbolos de la identidad mexicana

    Agustín Sánchez González

    Miles de falsas historias se leen en las redes sociales acerca de uno de los dibujos más hermosos del arte mexicano: un elegante busto de calavera, con sombrero redondo adornado con flores, que fue estampado por primera vez en la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo, a finales de octubre de 1913. Fue una impresión póstuma de su autor, José Guadalupe Posada, quien falleció el 20 de enero de ese año sin conocer la circulación de la llamada Catrina.

  • La ciudad de José Guadalupe Posada

    La ciudad de José Guadalupe Posada

    Su final en Tepito y su eternidad con la Catrina

    Agustín Sánchez González

    Calles como Santa Teresa la Antigua, Santa Inés, del Relox, de la Encarnación, Hospicio de San Nicolás, Cuadrante de Santa Catarina, son parte de un pasado por donde a diario, durante un cuarto de siglo, caminaba un hombre mirando e imaginando un mundo que plasmaría en un dibujo a fin de llevarlo a la plancha de piedra o de zinc para que, desde finales del siglo XIX y hasta mediados de los años cincuenta del siglo XX, los habitantes de la Ciudad de México tuvieran en sus manos (y a veces, colgadas en las paredes de sus casas) hojas de papel con un dibujo suyo.

  • José Guadalupe Posada, un artista desdeñado

    José Guadalupe Posada, un artista desdeñado

    Agustín Sánchez González

    De Posada se ha escrito mucho, pero se sabe muy poco. Pocos de sus contemporáneos dejaron alguna breve observación de un hombre que trabajó en tres estados de la República Mexicana, que fue grabador, caricaturista, ilustrador de decenas de publicaciones y libros e impresor de miles de grabados.

  • José Guadalupe Posada: sus casas, sus imprentas

    José Guadalupe Posada: sus casas, sus imprentas

    Agustín Sánchez González

    La pobreza y la soledad fueron los acompañantes de don Lupe cuando fue llevado al Panteón Civil de Dolores en 1913. Más tarde, sus restos fueron echados a la fosa común y aquel hombre se convirtió en una calavera del montón.

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