¿Por qué el film “La Sombra del Caudillo” fue censurado por el ejército mexicano durante más de 30 años?

Carlos Martínez Assad

 

El 20 de julio de 1971, Julio Bracho, director de La Sombra del Caudillo, manifestó a El Diario de México su escepticismo de que el filme que había rodado 11 años antes fuera exhibido alguna vez. Al respecto le dijo al reportero Eduardo Iturbide: “Aún existen muchos intereses que se creen vulnerados en ella (por la cinta)… Son hechos históricos… No he hecho sino seguir lo que había dicho el novelista. Y a Martín Luis Guzmán no se le ha vetado la obra”. 

 

 

 

El filme La sombra del caudillo dirigida por Julio Bracho y filmada en 1960 aborda el asesinato del General Francisco Serrano, exsecreatrio de Guerra y exgobernador del Distrito Federal que dio a conocer su postura en contra de la reelección de Álvaro Obregón, manifestándose como candidato antireeleccionista en contra de la voluntad del presidente Plutarco Elías Calles y del mismo Obregón. El crimen ocurrió en la mañana del 3 de octubre de 1927 el municipio de Hutizilac, Morelos, a la altura del poblado de Tres Marías, después de que Serrano y sus más cercanos colaboradores fueron hechos prisioneros en Cuernavaca y eran dirigidos a la Ciudad de México.  

 

La novela

 

Siete meses después, en mayo de 1928, la novela La sombra del caudillo de Martín Luis Guzmán que se basa en ese hecho histórico comenzó a aperecer por entregas en los diarios La Prensa de San Antonio, Texas; La Oponión de Los Ángeles y El Universal de la Ciudad de México. Aunque en El Universal ya no fueron publicados los últimos cuatro capítulos porque antes de finalizar las entregas, la novela fue publicada por la editorial Espasa-Calpe España.

 

La película

 

El reconocido director de cine Julio Bracho, consideró trabajar de manera cercana con el escritor Martín Luis Guzmán para realizar el guión de la película que daría vida en el cine a los personajes de la novela. Al respecto, Guzmán relató que en una charla con el director pidió ganar “cinco pesos más que lo que cobre la estrella de la película que en ella gane mayor sueldo”. Así, “La sombra del caudillo” quedó terminada en 1960.

 

Sin embargo, en el cine nacional nunca se había permitido una historia que hiciera la mínima crítica al ejército mexicano; por ello, el 17 de octubre de 1960 la influyente asociación militar Legión de Honor solicitó al entonces Secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz “revisar” de manera privada la película La Sombra del Caudillo, pues de acuerdo a los militares denigraba “a la Revolución, presentando sólo aspectos negativos e inmorales, pero nada de los ideales y la nobleza de nuestro movimiento armado de 1910 a 1914”. A esta petición se unió el entonces Secretario de la Defensa Nacional, Agustín Olachea Avilés, quien pidió que se le hicieran las “rectificaciones respectivas en virtud de que (la Legión de Honor) la considera denigrante para la Revolución Mexicana… con objeto de que no se permita la exhibición de la mencionada película en la forma como está filmada”. 

 

De este modo, la cinta debió esperar hasta el 25 de octubre de 1990 para ser exhibida al público en general, 30 años después de ser filmada, pero Julio Bracho, su director, no supo de ese triunfo porque había muerto 12 años antes, en 1978.

 

Antes de ello, la película había sido difundida a inicios de los 70 en círculos mucho más cerrados. Tras la represión estudiantil de 1968, el filme comenzó a aparecer en los cineclubes de la UNAM gracias a una donación del ex presidente Adolfo López Mateos, quien era el Primer Mandatario cuando el filme fue prohibido.

 

Esta política de censura del gobierno mexicano sumiría en la penumbra a otras obras cinematográficas de igual valía como “La Rosa Blanca” de Roberto Gavaldón, también basada en una obra literaria de enorme peso, cuyo autor Bruno Traven, también se mantendría en el anonimato. Otras cintas censuradas por el régimen gubernamental mexicano fueron “Vámonos con Pancho Villa” (1936) basada en otra gran figura de la literatura mexicana, Rafael F. Muñoz; y “Las abandonadas” de Emilio el Indio Fernández (1944).

 

 

Esta publicación sólo es un fragmento del artículo "La censura de una historia" del autor Carlos Martínez Assad, que se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México, número 95