La guerra entre la Virgen de Guadalupe ("Patrona" del Ejército Insurgente) y la Virgen de los Remedios ("Generala" del Ejército Realista)

Redacción

Es común que las guerras civiles enfrenten entre sí a amigos, familiares y hermanos, incluso que padres e hijos lleguen a encontrarse en bando opuestos, a fin de cuentas eso es lo que caracteriza a la guerras civiles: habitantes de un mismo pueblo peleando unos contra otros en aras de sus ideas. Pero la guerra de Independencia de México enfrentó a dos oponentes singulares, no portaban armas, pero inflaron más pasiones que la mejor arenga de los generales. De 1810 a 1821 estuvieron en guerra la Virgen de Guadalupe con la Virgen de los Remedios. 

El 16 de septiembre de 1810 los insurgentes encabezados por Hidalgo salieron del pueblo de Dolores con rumbo a San Miguel el Grande, y al pasar por Atotonilco, Hidalgo vio en la sacristía un lienzo de la Virgen de Guadalupe, la tomó como bandera, y enarbolándola, se dirigió a la muchedumbre gritando: "¡Viva la América, muera el mal gobierno!" y "¡Viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe!", dando origen así, un día después de iniciada la guerra de Independencia a la Guerra de las Vírgenes.

El papel que jugó la Guadalupana en la causa insurgente fue de gran importancia, además del estandarte, los rebeldes portaban estampas e imágenes de la Morena. Morelos la llamó "la Patrona de Nuestra Libertad", e incluso uno de los jefes insurgentes, Guadalupe Victoria, adoptó su nombre, y ahora pocos lo recuerdan como Miguel Fernández Félix, su nombre verdadero. 

Por su parte, los realistas quisieron oponer a la Señora del Tepeyac un rival a su medida, por lo que el virrey Francisco Xavier Venegas mandó por una veterana de la guerra de Conquista para alzarla cual bandera de sus ejércitos: la Virgen de los Remedios, que según la tradición se les había aparecido a los conquistadores que huían después de la Noche Triste, y había echado puñados de tierra a los ojos de los indígenas que los perseguían. A la Virgen de los Remedios se le "otorgó" el grado y el apodo de "Generala", fue vestida para la ocasión con los blasones correspondientes a su rango, y recorrió la Ciudad de México, mostrándose lista y dispuesta para enfrentar a su enemiga la Virgen de Guadalupe.

 

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