Cine mexicano

  • Los grandes escritores van al cine

    Los grandes escritores van al cine

    El gallo de oro y otros célebres guiones (parte 1)

    Marco A. Villa

    En 1964, el público mexicano recibió con escepticismo la nueva película del ya para entonces consagrado director Roberto Galvadón, en buena medida influido por...

  • ¡Vamos al cine! Les recomendamos “El Grito”

    ¡Vamos al cine! Les recomendamos “El Grito”

    (Leobardo López, 1968)

    Marco A. Villa

    Tras cada protesta estudiantil, siguió la represión de las autoridades. Entre el verano y otoño de 1968 transcurrieron los meses más crudos en Ciudad de México, acallados finalmente el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

  • ¡Vamos al cine! Les recomendamos “7:19. La hora del temblor”

    ¡Vamos al cine! Les recomendamos “7:19. La hora del temblor”

    Marco A. Villa. Historiador

    Con las magistrales actuaciones de Demián Bichir y Héctor Bonilla, este filme recrea cómo la cotidianidad de los empleados de una oficina de gobierno se trastoca de manera catártica bajo los escombros, luego del sismo del 19 de septiembre de 1985

  • Katy Jurado, la actriz mexicana que brilló en el mundo

    Katy Jurado, la actriz mexicana que brilló en el mundo

    Las Protagonistas

    Ricardo Cruz

    Si hay unos ojos auténticamente tapatíos esos son los de Katy Jurado, una de las grandes actrices del siglo XX. Su talento y esfuerzo, más que su belleza, la convirtieron en un ícono de la cinematografía hollywoodense, en la que compartió escenario con figuras que van desde Marlon Brando hasta Grace Kelly.

  • El gran cineasta Emilio el Indio Fernández

    El gran cineasta Emilio el Indio Fernández

    Falleció el 6 de agosto de 1986 en su casa de Coyoacán, en la Ciudad de México. Impregnado del nacionalismo cultural de la posrevolución, se convirtió en un director fundamental de la época de oro del cine mexicano.

  • ¡Vamos al cine! Les recomendamos “El atentado”

    ¡Vamos al cine! Les recomendamos “El atentado”

    De magnicidio fallido a linchamiento atroz

    Marco A. Villa

    La mano alzada de Arnulfo Arroyo no pudo más que exasperar los aspavientos de quienes vislumbraron aquel ataque sobre el presidente Porfirio Díaz como fatal. En un santiamén, el alcoholizado treintañero, “natural de Tlanepantla y pasante de derecho”, había burlado la valla de cadetes para avalanzarse sobre el mandatario, quien caminaba junto a miembros de su gabinete por la calzada sur de la Alameda Central, envuelto por los vítores de la concurrencia que abarrotó flancos y balcones aquella mañana apoteósica del 16 de septiembre de 1897.

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